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Mostrando entradas de marzo, 2014

A ti, episodio 1

No soy nada guapo y lo sabes. Estoy perfectamente consciente de ello. Si me paro junto a una niña recién nacida, sus ovarios se disuelven. Es consenso general que la gente fea como yo debería ser usada sólo para calibrar bombas de gas nervioso. Es por este motivo que siempre me ha costado trabajo relacionarme con mujeres desde que era adolescente. Lo más cerca que estuve de ligarme una chava cuando estuve en secundaria fue cuando le pedía a la señora de la cooperativa un lonche de panela. Cuando entré a la universidad supuse que nada cambiaría, así que viví la mayor parte de los semestres disfrutando de la escuela y los amigos, pero sin esperanzas de actualizar mi situación romántica. Iniciaba el séptimo semestre de la universidad y había visto ir y venir lindas caras, tetas y nalgas tan a menudo que ya ni siquiera volteaba a verlas... tanto. Mi vida se había vuelto tan simplona y poco interesante que podía tener orgasmos múltiples al comerme una galleta. Era el primer día de clas

La vida de soltero

Hoy ya son casi tres meses desde que decidí emprender esta nueva aventura, llamada "vida de soltero", que en inglés es conocida como "bachelor".  Ahora sé que se hacen más o menos las mismas cosas pero ya no te da vergüenza hacerlas en calzones con una erección. La vida se vuelve más relajada a pesar de las nuevas responsabilidades y mi única preocupación seria por el momento es dejarle un cadáver hermoso a mi casero cuando por fin muera la muerte más noble: una patada de Chuck Norris en mi alma. Al principio las cosas siempre se ven con una luz distinta. En mi caso era algo, si no de temor, al menos de incertidumbre sobre qué esperar. Aún cuando ya me he hecho cargo de mí en varias ocasiones, siempre es distinta la eventualidad de la perpetuidad. ¿Podría hacerme cargo de mí mismo por tiempo indeterminado? ¿Me rompería emocionalmente en algún instante? ¿Podría batir mi récord personal de días sin bañarme ahora que mi madre no se quejaría de la presencia de moscas

Aprendiendo a ligar

Debemos aceptarlo, a pesar de lo que todo mundo cree y de lo que dicen los noticieros sobre mí, no soy un casanova (aunque me hubiera gustado ser él al lado de su Leonilda). La seducción femenina es para mí, a partes iguales, fantasía erótica y horror cósmico. Pero permítanme ilustrar cómo es posible que yo, su héroe e ídolo, los esté defraudando en estos menesteres. Haciendo memoria, supongo que todo empezó en el periodo de la preparatoria. Fue en este periodo cuando la batalla hormonal que comenzó en la secundaria seguía presente, pero además se le sumó la presión social suficiente para que algo como la vida sexual tuviera un peso relevante en la vida de una persona como yo. Las reuniones en la prepa siempre se volvían momentos incómodos para mí cuando entrábamos en el terreno de las discusiones sobre el deporte más antiguo del mundo, porque cuando me juntaba con mis amigos y era yo el que hablaba de sexo, se notaba que aún no sabía exactamente para qué servían algunas partes de