Sé que te lo digo a cada oportunidad y no me arrepiento de mi repetitividad. Esas largas, curvilíneas y tonificadas piernas son mi deleite. Aquellas son los imponentes pilares de marfil que flanquean las rutas del placer carnal y miserable que eleva mi espíritu, pues al norte de los minantares está el templo de Venus donde labios trémulos depositan tributos de rojos y húmedos besos y al sur se alza, entre los montes nevados y tersos, el altar de Sodoma, ante el cual arrodillo mi voluntad y en donde sepulto mi furia. Tus piernas son las torres de las mil formas y de los mil escenarios: se envuelven alrededor de mi cintura como un candado que me encierra en tu intimidad para ser consumido por ella; reposan en mis hombros para darme apoyo al embestir las entradas de tus ciudades capitales mientras asalto la pequeña cúpula al norte de las puertas, de donde escapan tus gemidos; caen a mis costados dándome la bienvenida a tu cuerpo, ya sea para atacarlo con abandono o para enton...
Si me encuentras interesante...es que estás perdido