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El Fin de los Ideales

Un ideal es lo que utiliza la gente para argumentar que es moralmente superior a ti. Sirve como una espada, que se esgrime frente a tus semejantes, para amedrentarles, hipnotizarles y convertirles en enemigos o esclavos.

Históricamente, el hombre se ha servido de estas espadas de cristal, para blandirlas y usarlas como excusas para validar matanzas, limpiezas étnicas, persecuciones políticas, ejecuciones religiosas, tortura, y un largo y vergonzoso etcétera.

Los ideales han sostenido gobiernos criminales sobre las espaldas de pueblos sometidos y derrocado líderes honestos, han subyugado países y esclavizado naciones enteras.

Los ideales no sirven más que las personas que los crean, y por lo general, estas personas son gente cuyo único deseo, es la imposición. Un deseo que intenta satisfacer una necesidad de dominio, de supremacía ante la sociedad y el mundo entero. En su visión torcida de la realidad, las personas que juegan a los ideales con sus semejantes, creen fhacientemente que quien tiene el ideal más “grande” es mejor. Son como adolescentes jugando a ver quién tiene la erección más grande o quién puede comprar el mejor auto. El problema reside en que usan versiones parciales y maquilladas de estas aberrantes doctrinas para atusar y acarrear ganado compuesto por gente sin iniciativa ni imaginación, que ve en estos conjuntos de normas, promesas y sueños, una esperanza para dejar de ser mediocres. Y este ganado, no sólo es fuente de recursos para ellos, se puede volver un arma contra otros o una bomba de tiempo para ellos mismos.

Nada, que venga de la mente de una sola persona, puede ser justo para todos.

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